viernes, 5 de marzo de 2010

El crack de la bolsa, la Gran Depresión y el New Deal.



A continuación, un extracto de la magnífica película "Qué bello es vivir". (1946). El protagonista (James Stewart), trabaja en un banco, y se acaba de casar. Recibe a sus clientes, que le piden que les devuelva el dinero de sus cuentas corrientes. Es muy ilustrativo de la crisis del 29.



Y el famoso Leopoldo Abadía, explica la crisis económica actual ... en el programa de Buenafuente.


miércoles, 3 de marzo de 2010

Aspectos políticos del periodo de entreguerras. El fascismo y el nazismo.

Tras la I Guerra Mundial, la democracia y los regímenes parlamentarios se extendieron por toda Europa. Sin embargo, muchos Estados democráticos no fueron capaces de resolver los problemas políticos, económicos y sociales de la Europa de entreguerras. Después del crack bursátil de 1929 y durante la Depresión económica subsiguiente (que afectó duramente a Europa, en especial a Alemania), aumentó el paro y la conflictividad laboral. Muchos acusaron a la democracia y al liberalismo de los males que padecía Europa, y pensaron que había que dar un giro radical a la política y acabar con la democracia. Así van a surgir el fascismo italiano y el nazismo alemán. En España, una guerra civil que se inicia en 1936 tras un golpe de Estado fascista acabará con la democracia de la II República española.


Ante el aumento de la conflictividad social y laboral, los fascistas pretendían evitar (entre otros objetivos) el estallido revolucionario tras el éxito de la revolución comunista rusa. La democracia sólo va a subsistir en los países en los que estaba más asentada (Gran Bretaña, Francia, Países Bajos, Suiza y países escandinavos). En 1939, la mayoría de los sistemas políticos de Europa eran autoritarios.


Ideología fascista

Fascismo italiano y nazismo alemán comparten rasgos comunes:

- son contrarios a la democracia, al liberalismo, al socialismo y al comunismo. Si bien el discurso inicial del fascismo era anticapitalista, en realidad nazis y fascistas italianos acabaron colaborando con la alta burguesía. No se ponía en duda la propiedad privada.

- el Estado debe ser centralizado y dirigido por el partido. Sólo existe un único partido (partido nazi, partido fascista italiano). El Estado y el partido deben dirigir a la nación hacia la consecución de su objetivo. No se tolera la oposición o la crítica al Estado y al partido.

- desean la expansión territorial; Alemania e Italia eran naciones "superiores", que tenían derecho a un "espacio vital", a conquistar otros territorios. La reunión de todos los alemanes en una Gran Alemania libre de otras etnias haría desaparecer el conflicto de clases, pues todos los miembros de una misma raza comparten los mismos intereses comunes.

- ambos son nacionalistas. La nación tiene que alcanzar un destino, un objetivo; quien no lo comparte debe ser eliminado. Para afirmar lo nacional, los fascismos recurren a concretar en un enemigo la causa de los males de la nación. En ocasiones, es una etnia; otras, grupos que se oponen al fascismo (como los marxistas, por ejemplo). El racismo es característico del nazismo. Se dirigió hacia los judíos, pero también los gitanos. Los nazis ensalzaban la “pureza” de la raza aria, y querían limitar el cruce de arios con otras etnias. Según ellos, una raza pura asegura una nación fuerte. La "contaminación" de la raza aria con otras razas inferiores debilitaría al país.

- ensalzan el uso de la violencia para la resolución de conflictos internos e internacionales. La guerra era el instrumento básico para que la nación alcanzase sus objetivos.

- culto al líder (führer en el caso alemán, y Duce en el caso italiano). El líder es el vértice de toda la organización; en él se concentran las virtudes de la nación. Es guía del pueblo, y es objeto de culto, pero no es un intelectual. La propaganda difunde su popularidad, a través de la oratoria, los símbolos, desfiles, mítines nocturnos...

- los ciudadanos debían encuadrarse dentro de las instituciones controladas por el partido único (juventudes hitlerianas, sindicatos, asociaciones recreativas, etc.)

- critican la insuficiencia de la razón; creen que el instinto es superior a ella.


Sin embargo, el fascismo italiano mantuvo a la monarquía para legitimarse. No se aprecia en él el antisemitismo alemán, aunque a partir de 1938 sí se llegaron a matar judíos en Italia por su simple condición de tales. El fascismo italiano no alcanzó la perfección organizativa del nazismo.


Con la aparición del fascismo se hunden los valores de la civilización liberal (rechazo del gobierno autoritario, sistema constitucional, parlamentarismo, imperio de la ley y respeto a los derechos y libertades de los ciudadanos, la libertad de expresión, la razón, el debate público, etc.).


Los fascistas nunca consiguieron un total respaldo popular. Sus apoyos provenían de las clases medias urbanas y rurales afectadas por la crisis económica, pero también por los grandes empresarios y los terratenientes, y miembros del ejército.


Por su parte, el nazismo y el estalinismo tienen puntos en común. Ambos son totalitarismos: manipulan a través de la mentira; existe una ideología oficial - que se impone con el terror, - y un partido único (PCUS / partido nazi); se utiliza la violencia para eliminar a los miembros de la sociedad contrarios al régimen, y se desprecia el parlamentarismo y la negociación pacífica.


Fascismo italiano

Al terminar la I Guerra Mundial, Italia se encontraba en una situación económica crítica, debido al endeudamiento con los Estados Unidos, el cierre de las fábricas de armas, el aumento del paro y la subida de los precios. Como consecuencia de todo ello, el sistema democrático entró en decadencia. En 1920 aumentaron las huelgas en las zonas industriales del Norte, y los campesinos ocuparon tierras por la fuerza. Las revueltas obreras y el auge del comunismo hicieron que la burguesía radicalizara sus posturas, y se apoyase en los fascistas para conseguir el orden. Las clases medias estaban empobrecidas; éstas serían las que nutrirían fundamentalmente las filas del fascismo.


En marzo de 1919, Benito Mussolini había fundado el movimiento fascista. Su nombre viene de fasces, antiguo símbolo romano de autoridad. En las elecciones de 1921, el descontento por la crisis propició el avance de los fascistas, que obtuvieron 33 escaños. Durante 1922 la situación se deterioró rápidamente. Los fascistas llevaron a cabo acciones violentas contra los campesinos y obreros de la industria que apoyaban las huelgas. Mussolini aprovechó la crisis de gobierno del gabinete de Giolitti para emprender una gran marcha sobre Roma que forzase la dimisión del gobierno. Ante la concentración de camisas negras, el rey Víctor Manuel III encargó a Mussolini que formase gobierno.


Al acceder al poder, Mussolini reforzó sus poderes personales; la reforma de la ley electoral permitió a los fascistas obtener mayoría absoluta en las elecciones de 1924. Cuando el Parlamento abrió sus sesiones, el líder socialista Matteoti criticó la violencia empleada por los fascistas; pocos días después, Matteoti fue asesinado. La oposición decidió abandonar el Parlamento. El rey no cesó al dictador por miedo a volver a la anarquía. Mussolini decidió acabar con las libertades. No dudó en emplear métodos violentos para acabar con la oposición. La prensa fue censurada. Aumentó la centralización, y se concentró la autoridad en el partido fascista y en el Duce. El partido fascista era el único legal; el resto fueron ilegalizados. Mussolini ejerció un control total sobre la cultura y los medios de comunicación.


El fascismo italiano adoptó el corporativismo como modelo económico, en un intento de armonizar los intereses de obreros y patronos, para eliminar la lucha de clases. El corporativismo es una doctrina política y social que defiende la intervención del Estado en la solución de los conflictos de orden laboral. Se llevó a cabo una política económica autárquica: aumentó la producción de cereales, y en 1932, con la creación del Instituto para la reconstrucción industrial, aumentó la intervención estatal en este sector, que se centró sobre todo en el armamento.


La estructura administrativa central estaba dirigida por el Consejo Fascista, y por diversos ministerios. Con el apoyo del gran capital, el fascismo se benefició entre 1922 y 1927 de una expansión económica, que se truncó con la Depresión del 29.


Uno de los aspectos más controvertidos fue la de la relación del régimen con la Iglesiala Iglesia reconoció al Estado fascista. católica. En 1929, el Tratado de Letrán reguló las relaciones entre Iglesia y Estado; Italia reconoció la independencia del Vaticano y el catolicismo se convirtió en religión oficial del Estado italiano; a cambio, Mussolini deseaba que Italia recuperase el prestigio que había tenido Roma durante la Antigüedad. En 1935, Italia inició una tímida expansión en África: invadió Etiopía, lo que provocó la oposición de las potencias europeas. La SDN condenó esta acción y adoptó sanciones económicas contra Italia. La respuesta de Mussolini fue aproximarse a la Alemania nazi, y abandonar la Sociedad de Naciones.


Nazismo alemán

En noviembre de 1918, tras la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial, se proclamó la República. Tras una revolución de tipo bolchevique (la revuelta espartaquista, que fue aplastada con violencia), se instauró la llamada República de Weimar en Alemania. La Constitución de Weimar establecía un parlamento bicameral. El primer ministro necesitaba sólo la confianza del Presidente de la República para gobernar.


Alemania había sido obligada a firmar el Tratado de Versalles con los vencedores de la Primera Guerra Mundial, un tratado humillante para los alemanes. La situación económica del país durante el periodo de entreguerras fue caótica, en gran parte debido a las fuertes indemnizaciones de guerra que tuvo que pagar a los vencedores.


En 1920, Adolf Hitler (austriaco que había participado en la Gran Guerra como cabo) entra en contacto con el Deutsche Arbeit Partei (Partido de los trabajadores alemanes), y es nombrado jefe de propaganda. El DAP incluía en su programa la revisión de Versalles, el antisemitismo, la participación de los trabajadores en los beneficios de las empresas, el rearme, etc. En 1921 aparece el NSDAP, tras unirse tres pequeños partidos al DAP, cuya jefatura ostenta Hitler desde 1921. En un año multiplica por quince el número de sus afiliados. Es la época en la que aparecen dentro del partido las SA (una organización paramilitar nazi). En noviembre de 1923 se produce el "putsch" de la cervecería en Munich, patrocinado por Hitler, que pretende la revolución, pero el golpe se frustra y Hitler es apresado. En prisión escribiría Mein Kampf ("Mi lucha"), un libro donde se recoge la ideología nazi. Hitler sale de la cárcel en diciembre de 1924.


En 1925 el canciller Stresseman inicia su política de acercamiento a las potencias occidentales, lo que enervó a los nacionalistas alemanes. En las elecciones presidenciales de 1925 el partido nazi había presentado a Ludendorff, que obtiene pocos votos en primera ronda; en la segunda, el partido nazi decide apoyar a Hindenburg, que es elegido segundo presidente de la República. Por esa época emergía Goebbels, que se hace cargo de la propaganda, pieza esencial del nazismo, con la que se pretendía la manipulación de las mentes para que el pueblo alemán apoyase a los nazis.


Hitler crea las SS, tropas selectas del partido para proteger al Führer, que acabarían convirtiéndose en formaciones paramilitares para imponer el terror y el control de la población. En los congresos de Weimar (1926) y Nüremberg (1927) se consagró el liderazgo de Hitler dentro del partido nazi.


En las elecciones al Reichstag de 1928 se produce un gran triunfo de la izquierda y los partidos políticos pro-republicanos. Por su parte, Hitler consigue (al repudiar cualquier continuación del pago de reparaciones de guerra) aumentar su popularidad.


La crisis económica va a catapultar al nazismo; en 1932 el partido nazi tenía ya un millón de afiliados. La repatriación de capitales estadounidenses (fruto de la crisis económica iniciada en 1929) provocó la quiebra del sistema bancario alemán. El desempleo se elevó enormemente, la industria se vio paralizada y la miseria apareció en amplias capas de la población.


El NSDAP recibió el apoyo de la industria y los banqueros. En las elecciones presidenciales de 1932 Hitler presenta su candidatura frente a Hindenburg. El Zentrum y los socialistas apoyaron al segundo para evitar la victoria de Hitler, y de hecho Hindenburg fue elegido en segunda vuelta.


En enero de 1933, tras el fracaso de los gobiernos de von Papen y Schleicher, Hindenburg encarga a Hitler que forme gobierno, en colaboración con la derecha tradicional. De esta forma creyó Hindenburg que Hitler moderaría su discurso. Sin embargo, se equivocó. Fue a partir de ese momento cuando Hitler comenzó a construir su Estado totalitario.

Hitler comenzó a barrer toda oposición; creó la policía secreta (Gestapo, dirigida por Himmler), y promovió la creación de campos de concentración (donde eran recluidos los individuos "indeseables"). El incendio del Reichstag o Parlamento (febrero 1933) puso fuera de la circulación a comunistas y socialistas (acusados de haber provocado el incendio, cuando en realidad había sido provocado por los nazis).


Las elecciones celebradas al Reichstag tras este incendio dan la victoria a Hitler; el Parlamento dio potestad a Hitler para gobernar con plenos poderes durante cuatro años; en julio se estableció el partido único. En la noche de los cuchillos largos (30/06/1934) se decretó el asesinato de los miembros de las SA (organización paramilitar nazi que se distinguía por su uniforme pardo). En agosto de 1934 muere Hindenburg, y Hitler unificó la cancillería y la presidencia del Reich. Se convertía, además, en el mando principal del ejército alemán (Wehrmacht).


Las Leyes de Nuremberg de 1935 excluyeron a los judíos de la ciudadanía alemana, y se prohibieron los matrimonios mixtos. En la noche de los cristales rotos se asesinó y deportó a 20.000 judíos (noviembre de 1938) tras incendiar negocios y viviendas de su propiedad. Se introdujo un programa de eutanasia por el cual unas 72.000 personas fueron asesinadas, principalmente enfermos mentales y personas con graves taras físicas. El punto culminante de esta política racista se alcanzó en plena Segunda Guerra Mundial, cuando en 1942 Hitler ordenó la “solución final”, es decir, la exterminación total de todos los judíos.


La política económica de Hitler fue la de acabar con el paro mediante el impulso de la industria de guerra. También se potenciaron las obras públicas (carreteras, puentes, etc.) y la industria automovilística (Volkswagen). Los obreros tuvieron que hacer grandes sacrificios (congelación de los salarios y aumento de la jornada laboral). La política económica era insostenible a largo plazo y su mantenimiento dependía del estallido de una guerra para dar salida a los stocks de armamento.